Para mirarte, un mundo-cielo
me bastaría el tiempo que decidas
para medir palmo a palmo como perfecto
todo aquello que en silencio deberías ovacionar.

Porque para encontrarte, cielo-universo
me bastan mis gastados ojos tras el vidrio
que traduce tu mirada y se filtra por el espejo
de tus verbos que hermosea las cuerdas que te hacen bailar

Para mirarte, Princesa-luna
te sobran, acaso, defectos
que bien podrán incluso ser visibles
como detalles que hacen autentica
la experiencia.
Como evidencia de que existes en el mismo mundo que se hace
tan distante como para un abrazo,

pero al verte sigue siendo,
como hasta ahora tu nombre, la distancia más corta a un sueño